A más sueño perdido, más obesidad

15 noviembre, 2018 by Instituto de Obesidad
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Es una realidad que se ha venido constatando desde hace tiempo. Una noche de pérdida de sueño tiene un impacto específico del tejido en la regulación de la expresión génica y el metabolismo en los seres humanos. Esto puede explicar cómo el trabajo por turnos y la pérdida crónica del sueño afectan nuestro metabolismo y afectan negativamente la composición de nuestro cuerpo.

En un nuevo estudio, los investigadores de la Universidad de Uppsala ahora demuestran que este hecho es real, lo que puede explicar cómo el trabajo por turnos y la pérdida crónica del sueño afectan nuestro metabolismo y afectan negativamente la composición de nuestro cuerpo. El estudio se publica en la revista científica ‘Science Advances’.

Los estudios epidemiológicos han demostrado que el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2 es elevado en aquellos que sufren de pérdida crónica de sueño o que realizan trabajos por turnos. Otros estudios han constatado una asociación entre el sueño interrumpido y el aumento de kilos y que la acumulación de grasa se eleva al mismo tiempo que se reduce la masa muscular, una combinación que en sí misma se ha asociado con numerosas consecuencias adversas para la salud.

Tanto los investigadores de Uppsala como otros equipos de investigación grupos han demostrado en estudios anteriores que las funciones metabólicas (músculo esquelético y el tejido adiposo) se ven afectados negativamente por la interrupción del sueño y los ritmos circadianos. Sin embargo, hasta ahora no se había sabido si la pérdida de sueño ‘per se’ puede causar cambios moleculares a nivel del tejido que pueden conferir un mayor riesgo de aumento de peso adverso.

En el nuevo estudio, los investigadores analizaron a 15 individuos sanos con peso normal. En orden aleatorio, los participantes durmieron una noche normal de sueño (más de ocho horas) durante una sesión, y en cambio se mantuvieron despiertos toda la noche durante la otra sesión. La mañana después de cada intervención nocturna, se tomaron pequeñas muestras de tejido (biopsias) de la grasa subcutánea y el músculo esquelético de los participantes. Estos dos tejidos a menudo exhiben un metabolismo interrumpido en condiciones como la obesidad y la diabetes.

Al mismo tiempo también se tomaron muestras de sangre para permitir una comparación a través de los compartimentos de tejido de una serie de metabolitos. Estos metabolitos comprenden moléculas de azúcar, así como diferentes grasas y aminoácidos.

Las muestras de tejido se utilizaron para múltiples análisis moleculares, que en primer lugar revelaron que la condición de pérdida de sueño dio lugar a un cambio específico del tejido en la metilación del ADN, una forma de mecanismo que regula la expresión génica. La metilación del ADN es una llamada modificación epigenética que interviene en la regulación de la activación o desactivación de los genes de cada célula del cuerpo y se ve afectada tanto por factores hereditarios como ambientales, como por el ejercicio físico.

Primeros hallazgos

“Nuestro grupo de investigación fue el primero en demostrar que la pérdida de sueño aguda en sí misma produce cambios epigenéticos en los llamados genes del reloj que regulan dentro de cada tejido su ritmo circadiano. Nuestros nuevos hallazgos indican que la pérdida de sueño causa cambios específicos en el tejido, el grado de metilación del ADN en los genes diseminados por todo el genoma humano. Nuestro análisis paralelo de tejido muscular y adiposo nos permitió revelar que la metilación del ADN no está regulada de manera similar en estos tejidos en respuesta a la pérdida aguda de sueño “, dice Jonathan Cedernaes, quien dirigió el estudio.

“Es interesante que vimos cambios en la metilación del ADN solo en el tejido adiposo, y específicamente en genes que también se ha demostrado que están alterados en el nivel de metilación del ADN en condiciones metabólicas como la obesidad y la diabetes tipo 2. Se piensa que las modificaciones epigenéticas son capaces de conferir una especie de ’memoria’ metabólica que puede regular cómo funcionan los programas metabólicos durante períodos de tiempo más largos. Por lo tanto, creemos que los cambios que hemos observado en nuestro nuevo estudio pueden constituir otra pieza del rompecabezas de cómo la interrupción crónica del sueño y la circulación circadiana. Los ritmos pueden afectar el riesgo de desarrollar, por ejemplo, la obesidad “, recuerda el especialista.

Análisis adicionales de, por ejemplo, la expresión de genes y proteínas demostraron que la respuesta como resultado de la vigilia difería entre el músculo esquelético y el tejido adiposo. Los investigadores dicen que el período de vigilia simula el período de vigilia durante la noche de muchos trabajadores por turnos asignados a trabajo nocturno.

Desde el Instituto de Obesidad recordamos que son todos los hábitos de vida saludable los que contribuyen a la salud y el mantenimiento del peso como se demuestra también en este estudio. Por otro lado es importante dejarse asesorar sobre cómo seguir una dieta saludable y empezar a realizar ejercicio físico. Nuestro equipo está disponible para cualquier consulta.

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